Una crónica sobre el presidente que surgió de bajo, y que revoluciono los comicios electorales en Estados Unidos.
Por Karla Carrión
Hace muchos siglos un adivino predijo que un hombre de color sería el presidente de la nación más poderosa, y que cuando eso pasará esa nación se vendría abajo. El cuatro de noviembre de 2008, una fecha histórica, Barak Obama salio elegido como presidente de los Estados Unidos de América.
Barak, un hombre de condición humilde pudo llegar a ser presidente del más poderoso país, gracias a unos comicios en donde la multitud estadounidense se volcó a las urnas con la más firme esperanza de que ese día marcara el cambio.
Un cambio que no destroce ni a su nación, ni a ningún otro país; sino un cambio que ayude a generar lazos de fraternidad, ayuda, y sobre todo desarrollo entre países, con la visión de erradicar los conflictos entre los diferentes estados.
Recuerdo bien, que mientras él salía electo como presidente, yo me encontraba en la sala con mi hermana y mamá, cuando de pronto mi hermana subió al cuarto de mi papá, de pronto bajo corriendo y gritando. Barak Obama había ganado, por lo que esos gritos no podían ser desapercibidos.
Ese día supe que por fin este presidente, le pondría remedio a todo los males que cometió el anterior. Así mismo, desde el fondo de mi corazón empecé a tener fe de que en esos países maltratados por Bush, por fin los niños lo sentirían como sui verdadero países, sin más conflictos armados, que los traumen.
Simplemente el candidato republicano, le puso fin a la era de los demócratas, demostrando así que un simple poblador, puede si se esfuerza y lucha, llegar a cumplir todos sus sueños.
El resultado de esa campaña, fue un presidente capaz de adaptarse a lo que el mundo requiere de él.
Obama demostró que el era la mejor opción para un estado tan devastado y lleno de agujeros en sus clases sociales. Barak Es el presidente de los cambios, de los jóvenes. De sus jóvenes que creen que es hora de que se acabe todo lo que hizo mal Bush en sus dos periodos en el gobierno.
Ese día, miles de centenares de estadounidense no durmieron, ni dejaron de celebrar, y es que por fin tienen un presidente que demostró ser igual a las masas.
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